El mirador del valle
Si nos detenemos en este punto, podremos ver, entre la colina de la Roca y la montaña contigua, un valle profundo formado, con el paso del tiempo y la erosión, por la riera de Pontons, entre las masías de Can Carbó de la Riera y la Fassina. Es un paisaje calcáreo de riscales, simas y cuevas decorado por un manto de pinos y, en menor medida, de encinas y robles. Esta accidentada orografía se ha convertido en un buen reclamo para excursionistas, escaladores y espeleólogos, que disfrutan de sus peculiaridades, como la cueva Foradada o la cueva Rodona, o bien trepando por las diversas vías ferratas, o simplemente resiguiendo el camino de la fuente de la Salut. También destacan, en la zona de L’Artiga, la Pedra Esquerdada, una formación rocosa singular, o la roquera de la Pastera: un lugar donde la arqueología nos ha descubierto abundantes restos de hábitat humano.