Las cocinas del castillo
La antigua cocina del castillo se situaba en la planta baja, entre la bodega de vino y las caballerías, siempre alejada del resto de estancias en prevención de posibles incendios. Es poca la información que la arqueología nos ha dejado, pero aparte del horno de pan que se conserva, también se disponía de un gran hogar, zonas de almacenamiento y tratamiento de los alimentos, además de la zona destinada a las comidas del servicio.
Pedro III el Ceremonioso (1319-1387) en las Ordenaciones sobre el regimiento de todos «los officials de la sua cort», regulaban las tareas del servicio, citando a coperos, botelleros, aguadores, panaderos, amasadores, cocineros mayores, compradores, así como la necesidad de menuciers, conocedores de las comidas de temporada y los menús diarios. Las comidas eran muy abundantes y variadas en productos, desde verduras, cereales, frutas, pescados, productos manufacturados y, especialmente, carnes.